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Cinéfilo

5 películas que no son tan buenas como todos creen

Por: Emma Sifuentes

Star Wars se ganó la admiración de todo un planeta de manera casi unánime para convertirse quizás en la cinta con la legión de fanáticos más fiel y numerosa del mundo.

 

Los seguidores del malvado Darth Vader, el jedi Luke Skywalker, el simpático R2D2 y el maestro Yoda son capaces de fundar religiones, acudir a estrenos disfrazados, tatuarse símbolos e imágenes alusivas o de poner a sus hijos algún nombre de los protagonistas de esta saga. Las películas que conforman el proyecto iniciado por George Lucas son, sin duda alguna, el perfecto entretenimiento en esos días en los que la vista quiere deleitarse con buenos efectos especiales y una trama que combina drama, suspenso, acción y ciencia ficción de la ligera.



Pero en un sentido crítico, dejando de lado la espectacularidad de sus escenas y lo emocionante de su trama es justo preguntar: ¿son películas buenas a pesar de contar con una legión de culto en todo el mundo?

 

Los que enloquezcan con ellas asentirán con energía; los que prefieran un cine un poco menos basado en lo visual y más en el sentido profundo podrán tener sus dudas. Con eso en mente, pretendemos dejar sobre la mesa la posibilidad de que ciertas películas consideradas de culto pueden tener una calidad muy inferior a la que usualmente nos han vendido en libros, revistas o blogs especializados en cine. La siguiente lista está diseñada para amantes de ciertas cintas y géneros en especial que quizá se lleven una sorpresa indescifrable.



Blade Runner (The Theatrical Cut) (1982) – Ridley Scott

Una de las mejores producciones de toda la historia del cine de ciencia ficción tiene más de cinco versiones diferentes hasta que en 2007, su creador Ridley Scott, pudo sentarse a completar lo que se considera la versión definitiva y sin censura de su obra maestra. La versión que llegó a los cines dista mucho de la visión original, mucho más oscura, pesimista y poniendo en evidencia ese tono decadente que impregna la cinta. Si puedes conseguir la edición con el final de Ridley Scott te harás un gran favor y amarás más esta extraordinaria cinta que redefinió el género de la ciencia ficción.

 

Pi (1998) – Darren Aronofsky

Vista en perspectiva, esta cinta de paranoia, obsesión y locura ha perdido un poco el impacto que la hizo en su momento una de las cintas más arriesgadas y diferentes del cine a nivel mundial. No deja de ser una cinta original y de sentimiento abrumador al momento de verse, pero sobre ella comienza a pesar el paso de los años y su director ha creado otros proyectos que han superado por completo a esta cinta que, con un presupuesto muy bajo, llegó a ser aclamada como un gran ensayo acerca de los horrores de la obsesión.

 

The Acid House (1998)- Paul McGuigan

Aprovechando el éxito que tuvo la cinta Trainspotting, del novelista británico Irvine Welsh, ese gran e insaciable negocio que es el cine decidió llevar a la pantalla grande otro de los libros del mismo escritor, The Acid House, una colección de cuentos donde las drogas y unos personajes por completo inadaptados vuelven a ser los grandes protagonistas al igual que en Trainspotting. Sin embargo, quedó claro que como esa última cinta no podía haber otra. The Acid House se quedó en un intento flojo de subirse al tema de las drogas e impactar al público cautivado por Trainspotting.

 

Mad Max (1979) – George Miller

Por desgracia, a la gran cinta postapocalíptica de Miller, con un jovencísimo Mel Gibson en el papel protagonista, el tiempo le está cobrando factura y ha perdido el impacto que la llevó a considerarse una de las grandes de finales de los 70. No pasa lo mismo con sus secuelas, que lucen mucho más frescas. Al verla en la actualidad, tanto las actuaciones como los diálogos y los efectos visuales lucen gastados y sin capacidad de impresionar. Como relato es uno de los mejores que se han realizado en el cine futurista, pero como producto visual ha quedado relegado en la prehistoria.

 

Magical Mystery Tour (1967) – The Beatles

Es muy probable que se trate de la cinta más aburrida de todas las que The Beatles grabaron. Muy lejos de la frescura juvenil mostrada en Help! y A Hard Day’s Night o el exquisito surrealismo de Yellow Submarine, esta cinta narra el psicodélico viaje a bordo de un autobús y las subsecuentes paradas que va haciendo la banda en diversos sitios en los cuales vivirá experiencias particulares al lado de otros personajes. La producción fue improvisada, no existía un guión y las ideas venían mediante pequeñas historias escritas a mano principalmente por McCartney, quien tomó las riendas como director del proyecto. Una narración sin sentido y con acciones que podrían parecer graciosas pero que no terminan por conformar un proyecto que merezca revisarse varias veces. Quizá lo único rescatable son los interludios musicales donde la banda interpreta canciones sensacionales como “I Am the Walrus” o “The Fool on the Hill”. Eran los 60 y The Beatles se podían permitir todo tipo de experimentos.