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7 cosas que las mujeres odian en la cama
Hace mucho tiempo el sexo básicamente se trataba de un cavernícola moviéndose un poco mientras gruñía… seguro era muy aburrido.
El sexo moderno ofrece tantas opciones como un buffet a bordo de un crucero: ¡la mujer encima! ¡Pretzel trenzado en reversa! ¡Dime que soy hermosa y hazlo muy despacio! Y aunque a las damas nos encanta este mundo feliz pleno de variedad sexual, la verdad es que algunos —y quizá incluso la mayoría— de los actos de generosidad en la cama están un poco sobrevalorados.
Los defensores de la máxima expresión en materia de acurrucarse quizá me odien por esto, pero hay que decirlo: la «cucharita» es extremadamente incómoda. La cuchara grande debe pasar el antebrazo bajo el cuerpo de la cuchara pequeña, incitando el entumecimiento de la mano y espasmos de dolor en el hombro, para no hablar del calor: acaban de terminar un extenuante ejercicio de dos minutos, los cuerpos parecen calderas, ¿y ahora quieren juntar sus sudorosos torsos el uno contra el otro como un par de viejos leones marinos? ¿Qué tal un beso rápido en la mejilla y una buena rascada de espalda? ¿O sólo, por qué no, menos cucharear y más separarse como tijeras?
Comida erótica
A menos que estemos en pleno verano, olvídate de todo lo que tenga que ver con cubitos de hielo.
Hacer el 69 es tan despiadadamente eficiente que debería ser llamado Neunundsechzig, como en Alemania, porque implica tomar algo maravilloso y a continuación echarlo a perder con mucho esfuerzo físico y peligro de ahogarse. SÓLO TÚRNENSE. Llámenlo hacer el seis [con una ventana de 30 minutos] y el nueve. O, bueno, también pueden llamarlo sexo oral.
El 70
Matemáticamente, es el 69 más un dígito. Existe la posibilidad de que haya un dedo involucrado en alguna parte. Neta, no es buena idea.
Dar las gracias al terminar
Me encanta que sean bien educados, pero esto me hace sentir como la señora de la cafetería que les acaba de traer un plato de pudín. Busquen otras formas de demostrar sus buenos modales, ¿sí? ¡Gracias!
Sexo con las luces prendidas
Ya sé, ya sé: todos deberíamos estar súper seguros de nuestros cuerpos y exhibir con orgullo nuestros bocados y platillos bajo las luces más potentes, pero, en contra de la opinión popular, preferir una luz tenue no necesariamente significa que a uno le dé vergüenza lo que tiene para mostrar. Tal vez ustedes sean como yo y no quieran ver lo que su pareja tiene para enseñar —como, digamos, extrañas espinillas en la pierna y queratosis en la parte superior del brazo—. Esto se llama mantener el matrimonio con vida.
Sexo en la playa
Por supuesto que suena delicioso. Pero en la práctica uno termina con el trasero irritado por la arena y algún niño con un trauma psicológico por alejarse demasiado de su toalla. Además, hay que estar pendientes de dos tipos de bichos perniciosos: los de la playa y… bueno, me entienden.
Sigue estos consejos, por algo te lo decimos. En serio.