Coolture Logo
Corte y queda
Cooltura
Beat & Style
De buen diente
Select Player
¡Te armo el plan!
De ida y vuelta
decorative

Modelo en la ciudad

Cooltura

Curvy model en la ciudad 

Por: La Neta Pechugona

Siempre me ha gustado posar para las cámaras, es increíble lo fácil que se me da sonreír. 

Dice mi mamá que por más enojada o triste que estuviera, si una cámara se ponía enfrente de mí, la cara en automático cambiaba. 

Por alguna extraña razón, las palabras que me decía mi abuela paterna se me quedaron grabadas desde que era miniatura. 



Ella me decía que las fotografías son el mejor souvenir de un viaje y el recuerdo eterno que tendrá de ti tu familia. 

Por eso, siempre sonríe

Y así lo hice por mucho tiempo. Siempre sonreí. 

Hasta que la bulimia y las inseguridades se aprovecharon de mí. 

El amor propio abandonó mi cuerpo y como una serpiente susurrante me decía todo tipo de cosas espantosas:



«No vas a caber en la toma, te va salir celulitis, te vas a ver gorda, se te van a ver los brazos de tamal».

Y así, mil pensamientos destructivos pasaban por mi cabeza y dejé de amar las fotos. 

Empecé a salir atrás en las de grupo, nunca sentada ni en las orillas, o de plano, cuando querían tomarme una toma sola, hacia un drama para evitarla a toda costa. 

La cámara ya no era mi amiga, era un suplicio, porque como saben, parte de la bulimia es la incapacidad de ver tu cuerpo como realmente es. 

Pesaba 53 kilos, no tenía nada de lo que la serpiente venenosa de mi cabeza decía, pero no importaba, me veía mal en las fotos y eso me provocaba un sufrimiento espantoso. 

No tengo fotos de secundaria y las pocas que tengo de preparatoria son obligadas o en las que me hacia la valiente cuando era porrista. 

Ahora que las veo, me doy cuenta lo enferma que estaba y agradezco la fortaleza que tuve para salir de ahí. 

Con el tiempo, la batalla que libre con la cámara fue proporcional a la que libraba con mi cuerpo y mente. Aunque ya no éramos las mejores amigas, nos tolerábamos a medida que la confianza en mi misma se recuperaba. 

Con los años y la madurez, también vino mi cambio de residencia. 

Cuando me fui a vivir a Playa del Carmen decidí que mi vida tenía que cambiar al 100%. 

Así fue: cambié hábitos, mi mente y de gente. La toxicidad que invadía mis sentidos abandonó poco a poco a la Fabiola insegura, y a medida que pasaba el tiempo, me convertí en mi misma. 

La que escribe y dice la verdad, no la que ponía su cara de valiente y por dentro estaba más débil que nada. 

Sonrisas de vapor, por sonrisas de acero

Es así como la cámara regreso a ser mi amiga. 

En uno de mis viajes de visita al DF, un amigo me propuso hacer una sesión de fotos. 

Yo ya me sentía mucho mejor y aunque temblaba de los nervios, cuando la realicé fue increíble. 

Aprovecho para agradecerle, pues esa sesión despegó muchas cosas en mí. 

Fabiola estaba en su cuerpo, con muchos más kilos pero con el alma recuperada. 

Es increíble cómo cuando estaba muy flaca me sentía en mi peor momento, no veía quién era y ahora, con todo lo que soy, me siento más yo que nunca. 

Escalé poco a poco la comodidad de ser yo. 

Marcas me hablaban para hacer fotos y algunos fotógrafos empezaron a experimentar conmigo. 

A veces con más pesos, a veces con menos, pero siempre sintiéndome yo.

Los resultados de ambos lados fueron increíbles y casi sin querer ya tenía un portafolio choncho de fotografías. 

Comencé a atreverme, a mirarme en el espejo con el respeto que me merezco, y todo pasó muy rápido.

Hace un mes dejé de trabajar de godín, para experimentar con otros sueños que dejé relegados por mis inseguridades y mis ganas de confort. 

Curvy model

Fue como llegó mi oportunidad de ser curvy model.

Ahora estoy en eso, ¡lo veo y no lo creo!

 Quiero que esto que me sucede, lejos de ser una experiencia para mí, sea un estandarte para la gente que me rodea. 

Ayudar a todas las niñas a sentirse mejor y parte de eso es lo que me hace pararme a hacer castings todos los días. 

Así que les contaré mi experiencia de ser curvy model y cómo me siento con esto. 

Pero mientras, les puedo decir que el miedo detrás de todo, tiene que ver más contigo que con lo demás. 

El día que te atrevas a ver más allá de tu nariz, te darás cuenta que ahí están tus sueños. 

Qué bendición amarte lo suficiente como para ver qué tan feliz estás en una foto. 

#lanetapechugona

 

También te puede interesar:

El top 3 – La Neta Pechugona

La Neta Pechugona ¿Y esta quién es?