Chicuarotes, la importancia de saber contar una historia

Por: Paola López

El pasado 27 de junio llegó a la pantalla grande la segunda cinta dirigida por el actor Gael García Bernal y la más ambiciosa de toda su carrera, Chicuarotes.

La cinta es un reflejo social de la inclusión, el crimen, la violencia y la pobreza en México.

Chicuarotes es el gentilicio para nombrar a los habitantes del barrio de San Gregorio, Atlapulco en Xochimilco. También se utiliza para nombrar al chile endémico de la región, o para las personas que son necias o tercas.

La historia relata la vida de Cagalera (Benny Emmanuel) y Moloteco (Gabriel Carbajal), quienes anhelan cambiar sus circunstancias, y en la búsqueda de una mejor vida recurren al asalto y al secuestro, a cambio de dinero.

La magia de la narración

Aunque la cinta no cuenta una historia nueva, ésta ha sido aclamada por la critica debido a la magia con la que es narrada por el guionista y el director, que atrapa y envuelve a los espectadores en todos sentidos.

Chicuarotes no es más que una sátira de la sociedad, una realidad cruda e incluso una reflexión sobre las terribles consecuencias derivadas del no actuar ante la violencia y la desigualdad en las clases sociales.

El guion, a cargo de Augusto Mendoza toca fibras muy sensibles en la audiencia al contar una tragedia con tintes de comedia.

Cagalera anhela conseguir dinero para obtener una plaza en el Sindicato de Electricistas y así cumplir su sueño, dejar atrás su pueblo donde el crimen y la violencia predominan, sin importar lo que le cueste llevarlo a cabo.

La cinta genera empatía con el espectador, ya que a pesar de ser una narrativa conocida, Mendoza basa el guion en una realidad que azota a nuestro México y que lamentablemente sigue en aumento.

El guionista escribió el primer borrador de la historia a sus 16 años, cuando vivía en Tulyehualco, un poblado vecino de San Gregorio en Xochimilco.

Concientiza a las personas

Más allá de retratar la belleza del lugar y la fuerte carga cultural, esta cinta es una invitación para que luchemos a favor de la inclusión, contra el machismo, la pobreza y para que el público adolescente haga conciencia de que no es posible seguir así, de que algo debemos hacer.

La dirección de Gael es buena, pero está 100% apoyado de un excelente guion, con una historia convencional que Mendoza logra contar de una manera atractiva, basada en experiencias personales, observadas por el propio guionista.

No olvidemos que el cine, además de buscar constantemente inmortalizar historias en el tiempo, intenta concientizar y exponer problemas, como en este caso sociales, en los que debemos actuar y no hacer caso omiso.

México es sinónimo de resiliencia, de belleza y fuerza cultural y Gael García Bernal con Chicuarotes nos lo regala, acompañado de una aura mística, enmarcado por una realidad donde la pobreza, la injusticia y la desigualdad, predominan.