coolture_Criptoarteunsplash Criptoarte.
¿Una exposición de criptoarte? Sí hay y está en Japón
Ichi Hatano es tatuador en Tokio pero, desde la pandemia, su clientela, a menudo extranjera, se redujo. Así que cuando oyó hablar de la explosión del mercado del arte digital gracias a la tecnología «blockchain» (cadena de bloques), decidió lanzarse.
«Es genial para un artista tener un nuevo mercado que se abre, eso crea muchas posibilidades», dice Ichi Hatano en su estrecho salón de tatuajes tapizado con sus motivos predilectos, criaturas del folclore japonés.
Pasar de la piel humana al arte desmaterializado no lo perturba. «Mi trabajo es el mismo, mi proceso creativo también», comenta dibujando una «Hannya» con la ayuda de un lápiz en su tableta táctil.
Ichi Hatano nunca vendió una obra virtual, pero dice «sentir» el potencial de este mercado mientras presenta 5 obras de esta categoría en la exposición «CripTokio», que acaba de abrir en una galería del moderno barrio tokiota de Harajuku.
«Es la primera exposición de criptoarte jamás montada en Tokio», afirma su curador, Sascha Bailey, director general de Blockchain Art Exchange (BAE), plataforma de venta en línea especializada en este segmento.
La «blockchain», una tecnología descentralizada y segura de almacenamiento y transmisión de información, hizo estallar el mercado mundial del arte digital en los últimos meses.
Porque al estar asociada con «NFT» (ficha criptográfica), cualquier creación virtual puede ahora fácilmente ser objeto de transacciones comerciales.
Ayudar a artistas modestos
Las casas de subastas más grandes del mundo se pusieron en marcha y, en marzo, Mike Winkelmann, alias Beeple, se convirtió en uno de los 3 artistas vivos más cotizados del mundo, ya que una de sus obras digitales NFT se vendió a 69.3 millones de dólares.
«Creo que Beeple fue una excepción, pero tal vez esto mostró al mundo del arte de consumo que este nuevo segmento es competitivo», destaca Sascha Bailey.
«Para mí, el criptoarte es más poderoso y significativo cuando ayuda a artistas más modestos», afirma.
En CrypTokio, los precios de venta de las obras, fijados previamente, van de algunos centenares a entre 40,000 y 50,000 dólares.
Dentro de las obras más caras figuran las firmadas Maxim, nombre artístico del cantante del grupo británico de electropunk The Prodigy, recientemente convertido al arte NFT.
Las transacciones pueden realizarse in situ o en la plataforma de BAE con criptomonedas (Dai y Ethereum).
Se muestran alrededor de 150 obras NFT de varias decenas de artistas, desfilando en pantallas, y algunas desencadenan efectos de realidad aumentada al ser vistas en un teléfono inteligente.
Mercado japonés prudente
«El mercado japonés es siempre más prudente antes de adoptar nuevas cosas», afirma Bailey.
De ahí el objetivo con esta exposición física de criptoarte «de mostrar a la gente cómo vivir con tal obra, porque muchos se preguntan cómo pueden interactuar con el arte NFT».
Los encuentros con artistas en torno a las obras NFT también están previstos durante la exposición, que dura tres semanas.
«Más que en el ámbito artístico, las NFT son conocidas en Japón por la venta de tuits de celebridades a sumas astronómicas, pero pocos saben realmente de qué se trata», explica Yasumasa Yonehara, otro artista japonés que participa en la exposición.
En marzo, una versión autentificada del primer mensaje publicado en Twitter por su fundador y presidente Jack Dorsey se vendió en 2.9 millones de dólares.
«Puede que ya sea un éxito en este sentido, pero creo que no será así hasta que podamos vender obras reales», añade Yonehara.
Sin embargo, los comienzos del criptoarte son alentadores.
Botchy Botchy, artista francés instalado en Japón, acaba de vender su primera obra NFT en la exposición CrypTokio. Con la NFT, «el artista recibe regalías» en cada reventa de su obra y «esto es realmente nuevo» en el mercado del arte, se felicita.
Imagen: Unsplash