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¡Qué delicia! La comida japonesa «atrapa» a atletas en Tokio 2020
La comida japonesa, con prestigio internacional y reputación de ser sana y variada, tiene múltiples atractivos para deportistas extranjeros en las Olimpiadas de Tokio 2020.
Pero también deben ser conscientes de que no es recomendable modificar mucho sus hábitos alimentarios antes de competir.
Un reconfortante oden (una especie de cocido o pot-au-feu japonés), un nutritivo plato de soba (pasta de trigo sarraceno) o algún producto del mar en un yatai (puesto ambulante)… Las opciones son múltiples y variadas para convertir Japón en un paraíso para los gourmets.
Deambular por las calles de Tokio es algo que los deportistas, que están confinados en la Villa Olímpica salvo para entrenar o competir, han quitado de su cabeza desde hace tiempo.
Sin embargo, la comida japonesa, entre otras especialidades, es servida en la cantina olímpica.
«El Washoku (cocina tradicional japonesa, inscrita en el patrimonio mundial de la UNESCO) es reconocido por ser sano y ofrecer un excelente equilibrio nutricional», indica Motoko Taguchi, directora del instituto de nutrición deportiva de la Universidad Waseda de Tokio.
«Gracias a la abundancia de los ingredientes y a las maneras de cocinarlos, la comida tradicional propone un buen equilibrio rico en glúcidos, con pocas grasas, proteínas de gran calidad y las vitaminas y minerales necesarios. Los deportistas deben comer en principio platos ricos en glúcidos y con poca grasa antes de su competición (…) la comida tradicional japonesa es para mí el mejor régimen posible para un atleta», afirma.
«Voy a lanzarme» en Tokio
«Los alimentos fermentados como los natto (granos de soya) o el miso (pasta fermentada) son sanos, pero cuentan con un sabor particular. Los extranjeros deberán tener cuidado con ellos», añade Taguchi.
Una advertencia unánime de los especialistas, que señalan que es mejor evitar cambios en los hábitos alimentarios demasiado bruscos o importantes.
«La regla de oro es no probar nunca algo nuevo el día de una competición, nunca se sabe cómo va a reaccionar el cuerpo. A los deportistas les gusta su rutina y la digestión podría verse afectada», indica la nutricionista del deporte Eve Crepeau.
«Además de la diferencia horaria y del estrés, supondría muchos cambios, lo que está en juego es demasiado importante. El estrés y la ansiedad van a hacer ya la digestión más difícil», señala.
«Llegando al lugar 10 días antes, un participante puede probar algunas cosas los primeros días antes de volver a una alimentación conocida 2 o 3 días antes de su objetivo», precisa.
Algunos deportistas desearon probar la comida japonesa en Tokio 2020.
«Yo lo que tengo seguro es que me voy a lanzar encima», saboreó el campeón del mundo de 800 metros en 2017, el francés Pierre-Ambroise Bosse, en plena degustación de un menú japonés en su casa.
«Voy a lanzarme pero no todos los días y no en grandes cantidades. No voy a probar algo que no conozco dos días antes (de competir), sería una gran estupidez», puntualiza este atleta, que ya conoce Japón.
Miel, manteca de almendras y cafetera
Los deportistas tienen el hábito de adaptarse y aplican normalmente su rutina de comida para los viajes lejanos, lo mismo en Tokio 2020.
«Cuando voy a países en los que sé que no voy a poder hacer todas las compras que quiero, llevo siempre conmigo cosas como manteca de almendras y un poco de miel para la mañana. Para esa comida soy muy exigente, tengo mi pequeña cafetera, que llevo también conmigo», detalla la surfista Johanne Defay.
Responsable del equipo francés de canotaje en línea, Jean-Pascal Crochet preparó su viaje a Japón en Komatsu, 15 días antes del inicio de su disciplina.
«Hemos probado ya las comidas en nuestro alojamiento con el médico, se come muy bien ahí: verduras cocinadas a la japonesa, fruta fresca… Hemos anticipado ya los menús con el chef de allí. Es a base de arroz, que está muy bien para los deportistas, incluyendo para los que siguen dietas sin gluten. Así que deberíamos comer japonés, con algunas adaptaciones», explica.
Queda un caso algo extremo, el de un deportista que tenga hábitos alimentarios catastróficos en su casa.
«Un deportista que coma mal y se ponga con la comida japonesa ahí podría tener un impacto positivo en su rendimiento», cree Crepeau.
Una oportunidad quizás para que las y los amantes de la ‘fast food’ den una oportunidad al Washoku.