blade-runner-dos
Blade Runner está increíble y nadie se ha dado cuenta
Cuando pensamos en Blade Runner, nos viene a la cabeza el clásico de la ciencia-ficción que influyó a tantas y tantas películas posteriores, pero no el descalabro comercial. El productor Alan Ladd Jr. escogió la fecha de estreno, 25 de junio de 1982, porque otros títulos en los que había intervenido (La guerra de las galaxias y Alien) también se estrenaron un día 25, luego estaba convencido de su número de la suerte le iba a acompañar también en esta ocasión. Al final, acabó recaudando casi 34 millones de dólares, sólo un poco menos de lo que había costado hacerla. De hecho, la reputación de Blade Runner la debe mucho al mercado doméstico: fue la primera producción de Hollywood que recuperó en VHS y LaserDisc a todo aquel público que no había logrado atraer a los cines.
Sin duda, décadas de prestigio acumulado habían convencido a Warner Bros. y Sony de que una nueva Blade Runner sí cuajaría a la primera: lo que se estrenó este fin de semana no es una película de ciencia-ficción complicada que surge de la nada, sino la resurrección de una propiedad intelectual con una amplia masa de fans detrás. ¿Y bien? Sólo en Estados Unidos, el primer fin de semana de ‘2049’ se ha saldado con unos decepcionantes 31,5 millones de dólares, que llegan hasta los 81 si sumamos las taquillas de otros países donde ya se ha estrenado. Unas cifras que la han convertido en la película más vista y, sin lugar a dudas, en la mejor apertura que el director Denis Villeneueve ha tenido jamás, pero las proyecciones iniciales apostaban por unos 43-50 millones sólo en EEUU y Canadá. No sólo eso, sino que Blade Runner 2049 se apuntó por voluntad propia a una liga en la que la película original no compitió: la de los grandes presupuestos.
En otras circunstancias, 81 millones en todo el mundo para el primer fin de semana de una película de ciencia-ficción para adultos sería motivo de júbilo. Sin embargo, las buenas noticias se diluyen en un presupuesto que, tirando a la baja (y sin sumar una campaña promocional desproporcionada), podríamos cifrar en 150 millones de dólares. Algunos insiders hablan casi de 200, lo que nos sitúa en un terreno más cercano a la de ‘Star Wars’ que al de la primera Blade Runner. La idea detrás de esto es sencilla: ¿para qué volver sobre uno de los clásicos modernos del género si no es para inagurar una franquicia multimillonaria? Esa fue la apuesta original de Warner, que finalmente acabó dándose de bruces con un tono, una calificación por edades y (sobre todo) una duración que no casan con esta voluntad de blockbuster para todos los públicos.
Sólo Peter Jackson fue capaz de lograr rentabilizar a lo grande películas de más de dos horas y media. Es cierto que Marvel suele pasarse de los 120 minutos por sistema, pero los 163 de ‘2049’ acaban significando una cosa para los multisalas: menos sesiones. Y, por tanto, menos entradas vendidas al día. Después está la calificación por edades: una R en Estados Unidos tenía sentido sobre el papel (la original era violenta y, además, a los niños no les gusta Blade Runner), pero en la práctica no ha hecho más que sumar pesos en un lado de la balanza. En el fondo, puede que el error de cálculo de Warner/Sony sea muy sencillo de explicar: pese a su impronta en la cultura popular de los últimos treinta años, este universo nunca ha dejado de ser un fenómeno de culto.
La nostalgia es, por tanto, un arma de doble filo. ‘2049’ aún tiene por delante un par de semanas para demostrar cuán largas son sus patas comerciales (al menos, hasta que se estrene Thor: Ragnarok), pero su inicio en falso ya ha demostrado que no vale con rescatar del olvido cualquier pináculo de la nostalgia ochentera. Mucha gente tiene mucho capital emocional invertido en Blade Runner, pero quizá no la suficiente como para justificar una superproducción que, a buen seguro, no significa gran cosa para todo aquel que viese la película original fuera de su contexto. Al igual que ocurrió con Tron y Tron: Legacy, se produjo un fallo de cálculo en cuanto a la base de fans, o se empezó a construir la franquicia por el tejado.