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¿Conoces el origen de las ofrendas en México? Chécate esto
En México, el Día de Muertos es una de las festividades más importantes y tradicionales. Uno de los elementos clave en esta celebración es la ofrenda, un altar lleno de color y simbolismo que honra a los difuntos. Pero, ¿de dónde viene esta tradición? Vamos a explorar un poco sobre su historia y su significado.
Un Origen Prehispánico
Las ofrendas tienen raíces profundas en las culturas prehispánicas de México, especialmente entre los mexicas, mayas y purépechas. Antes de la llegada de los españoles, los pueblos indígenas ya rendían culto a sus muertos a través de rituales y altares. Creían que la muerte no era el final, sino una transición hacia otro plano, y que los espíritus regresaban en determinadas fechas del calendario para estar cerca de los vivos.
En aquellos tiempos, se les dejaban alimentos, bebidas, herramientas y otros objetos que los muertos necesitarían en su viaje al Mictlán (el inframundo para los mexicas). Las ofrendas prehispánicas incluían flores como el cempasúchil, velas, copal y figuras de barro o piedra que representaban a los dioses relacionados con la muerte, como Mictlantecuhtli, el señor del Mictlán.
La Fusión con la Religión Católica
Con la llegada de los colonizadores españoles, la tradición de las ofrendas no desapareció, pero sí se transformó. Los rituales indígenas se fusionaron con el catolicismo, y así nació una nueva forma de honrar a los muertos que combinaba elementos prehispánicos con símbolos cristianos.
En el altar moderno, es común encontrar cruces, imágenes de santos y vírgenes, además de elementos prehispánicos como el cempasúchil y el copal. El Día de Muertos se celebra los días 1 y 2 de noviembre, coincidiendo con las festividades católicas de Todos los Santos y Día de los Fieles Difuntos.
El Significado de la Ofrenda Moderna
Hoy en día, las ofrendas son una mezcla única de culturas que honran a los seres queridos que ya no están. Cada nivel del altar tiene un significado especial: en los altares de dos niveles se representa la división entre el cielo y la tierra, mientras que en los de tres niveles, también se incluye el inframundo. Las ofrendas más elaboradas pueden tener hasta siete niveles, que representan los pasos que el alma debe recorrer para alcanzar la paz.
Entre los elementos más comunes que se colocan en las ofrendas están las calaveritas de azúcar, el pan de muerto, la sal, y las fotos de los difuntos. Cada objeto tiene su propio simbolismo, y se cree que ayuda a los espíritus a regresar a la tierra para disfrutar de los alimentos y recordar a su familia.