Un bolillo pa'l susto
El bolillo, remedio infalible después de un susto, ¿pero será cierto?
Cuántas veces escuchaste la frase: «¡Un bolillo pa’l susto!» después de algún sobresalto. Hoy en particular, es un día que tenemos los mexicanos muy grabados en la memoria, esto por las extrañas coincidencias de los sismos más recientes en México. ¿Pero el alivio del bolillo es un mito cultural? O realmente tiene algún respaldo científico. Sorprendentemente, hay ciencia detrás de esta antigua costumbre, según Nayeli Xochiquetzal Ortiz Olvera, profesora de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
¿Por qué el bolillo funciona después de un susto?
La profesora nos lleva al corazón del asunto: el estrés agudo. Este desencadena una sobreproducción de ácido estomacal, lo que genera malestar, náuseas y un vacío en el estómago. El bolillo, rico en carbohidratos, contrarresta la acidez, una sabiduría ancestral que tiene fundamentos científicos.
El susto, por otro lado, es una respuesta cerebral a un evento inesperado, liberando hormonas como la noradrenalina y la adrenalina. Estas hormonas aceleran el corazón y la respiración, preparándonos para la acción inmediata, como huir o luchar.
Sin embargo, una vez que el susto ha pasado, nuestro cuerpo enfrenta secuelas. Es aquí donde entra el bolillo. Ortiz Olvera explica que, debido a su contenido de carbohidratos, este pan puede reducir la producción de ácidos y ayudarnos a recuperarnos de un susto. Además, su textura nos obliga a masticar, lo que distrae y calma nuestros miedos.
Historia y mitos sobre el bolillo
El bolillo, un alimento ancestral, se originó gracias a un repostero francés que, al no encontrar los ingredientes tradicionales para hacer levadura, experimentó con lo que tenía a mano. Así nació este pan artesanal que ha perdurado por generaciones.
Sin embargo, existe un mito que necesita aclaración. Ortiz Olvera desmiente la idea de que un susto puede causar diabetes. Si alguien descubre que es diabético después de un evento estresante, es probable que ya tuviera predisposición genética. Por lo tanto, comer un trozo de bolillo tras un susto no causará problemas en los diabéticos y puede ayudar a estabilizar su azúcar.
Consejo post-susto
La docente recomienda moderación: después de un susto, solo tres bocados de bolillo, ya que cada pieza contiene 180 kilocalorías, equivalentes al 10% de las calorías diarias de una persona sana. Afortunadamente, este alimento económico suele estar en todas las casas, listo para calmar nuestros nervios en caso de necesidad.
Eduardo Calixto González, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM, señala que, si bien el bolillo ayuda a calmar el estómago, otros alimentos como la fruta, la fibra o el yogur también tienen un impacto similar debido a su influencia en el pH estomacal. En última instancia, es una combinación de factores, incluida la flora bacteriana, lo que determina la respuesta gástrica.
El poder de un apapacho
La salud en general juega un papel crucial, ya que algunas creencias sugieren no comer aguacate cuando estamos enojados debido a la relación entre los alimentos grasos y la contracción de la vesícula biliar. En resumen, los sustos no son la única causa, sino la suma de varios factores.
Finalmente, Calixto González destaca la importancia del apoyo emocional en momentos de estrés. Un abrazo o un beso puede ser más poderoso que cualquier alimento, ya que desencadena la liberación de oxitocina, la hormona del amor y el apego. Mientras que el bolillo puede ayudar, el apoyo emocional nos ayuda a recuperarnos más rápido y nos hace sentir que todo estará bien. Entonces, tal vez el secreto de las recetas de las abuelas no esté solo en el bolillo, sino en el cariño que nos brindan después del susto, marcando una diferencia real en nuestra recuperación.