Aquí no se desperdicia nada. Foto: Telemundo 48
Guácala qué rico, conoce Pagpag, el ‘manjar’ filipino creado a partir de desperdicios de comida
En los rincones más olvidados de Manila, el «pagpag», que traducido significa «sacudir» o «reciclado», no es solo comida, es una lucha diaria por la supervivencia. Este método de «reciclar» comida, que consiste en recolectar restos de carne y huesos que los restaurantes y cadenas de comida rápida desechan, se ha convertido en un recurso vital ante la crisis alimentaria.
En áreas como Happyland (irónicamente), un barrio pobre cerca de los muelles de Manila, viven unas 120,000 personas bajo condiciones extremas. Aquí, las personas han encontrado en el «pagpag» una manera de ganarse la vida. Desde hace años, gente local cocina y vende estos platos a la comunidad, generalmente acompañados de arroz blanco.
El día comienza antes del amanecer para recolectores, quienes recogen estos desechos de establecimientos locales. Tras una cuidadosa selección, se da preferencia a trozos como los de pollo. Estos se deben limpiar, hervirlos y cocinarlos en dos variantes: una rebozada con harina y otra sazonada con especias y verduras.
Aunque el «pagpag» es una alternativa barata en tiempos de inflación alimentaria —con precios como los de la cebolla llegando a 700 pesos por kilo—, no está libre de controversias. Comer de la basura lleva un estigma y riesgos sanitarios significativos, incluyendo malnutrición y enfermedades gastrointestinales.
Este fenómeno no solo subraya la ingeniosidad en tiempos de crisis, sino también las profundas desigualdades y desafíos que enfrentan los más marginados en Filipinas, destacando la urgente necesidad de abordar temas de pobreza y seguridad alimentaria. La realidad del «pagpag» nos obliga a mirar más allá de nuestra propia mesa, hacia aquellos que deben buscar su próxima comida entre los restos de la sociedad.