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¡Justo en donde más nos duele! Así sufren nuestros perros porque regresamos a las oficinas
Adoptados en masa durante la pandemia, y muy mimados gracias al «home office», muchos perros tienen ahora que adaptarse a un nuevo estilo de vida, y no siempre les resulta fácil como tampoco a sus dueños.
«Mona», una perra callejera de un año, pronto tendrá que pasar uno o 2 días a la semana sola en casa, esperando a que regresen sus dueños, Hannah y Richard.
Adoptada en marzo, la perra nunca había tenido que soportar tanto tiempo de separación.
Pero Hannah Peternell no está preocupada. «Hemos estado fuera por mucho tiempo, y ella ha estado bien», dice la joven de 26 años en su apartamento de Greenpoint, Brooklyn.
«Probablemente esté aburrida, pero puede soportar estar sola».
Peternell no prevé pasar más tiempo lejos de «Mona», nacida en Texas el año pasado. Y si su jefe le exige que regrese a la oficina a tiempo completo, «definitivamente buscaría un nuevo trabajo».
«Tinto», un Basset Hound del Upper West Side de Manhattan, no fue adoptado durante la pandemia, pero con el paso de los meses el sabueso se acostumbró a un apartamento lleno de gente, con 3 niños en casa y los padres constantemente alrededor.
«Todos los días son sábados para el perro», afirma Rosaria Baldwin, la mamá de la familia.
Tanto es así, recuerda, que el primer fin de semana «Tinto» se encontró solo con las 2 hijas de la familia y estaba «deprimido».
Ahora, con los niños listos para volver a salir y su esposo obligado a viajar con frecuencia por motivos de trabajo, decidieron adoptar un segundo Basset Hound.
Adiestrando a los propietarios
Para otros perros, particularmente aquellos que solo han conocido la vida pandémica, la transición no siempre es suave.
Muchos dueños no han llevado a sus perros a programas de adiestramiento.
«Algunas personas tienen cachorros y suponen que será como su perro de la infancia», asegura Hannah Richter, entrenadora de Andrea Arden Dog Training.
Un año después, afirma Richter, esas personas descubren problemas de comportamiento cuando el cachorro crece.
«Ahora tenemos que centrarnos en adiestrar perros adultos, lo cual es un poco más difícil que entrenar a los cachorros».
La demanda de sesiones de adiestramiento es tan alta que se programan con 4 semanas de anticipación, mientras que antes de la pandemia los propietarios podían reservar un entrenador en cuestión de días.
El adiestramiento es un proceso a largo plazo, que puede llevar meses y costar varios miles de dólares, explica Richter.
Los propietarios, o «padres», como algunos prefieren llamarse a sí mismos, tienen que hacer su parte.
«Es bastante fácil para mí entrenar al perro», dice Richter sonriendo. «Pero hacer que el cliente entrene al perro es mucho más difícil».
«Momento perfecto para adoptar»
Mientras algunos «padres» están descubriendo la nueva normalidad, el refugio 110th Street Shelter busca nuevos propietarios.
Después de la ola de adopciones del año pasado, el péndulo se está moviendo hacia el otro lado.
Ahora hay mucha menos demanda, destaca Katy Hansen, directora de comunicaciones de la asociación Animal Care Centers de Nueva York (ACC).
Para peor, muchas familias llevan sus perros al centro, no por la fatiga pospandemia, según ella, sino por la falta de recursos tras un año muy difícil en lo financiero.
«Están batallando o han perdido su vivienda y se están mudando a una casa que ya tiene una mascota o a una casa en la que no se admite un perro grande que ladre», comenta Hansen, quien apunta que los propietarios de Nueva York tienen fama de no ser amigos de las mascotas.
Para reducir el flujo de devoluciones, la ACC ayuda a los dueños en dificultades con alimentos para perros o gastos veterinarios.
También ofrece hogares de acogida temporal, lo cual es «una solución de corto plazo para familias en crisis», explica Hansen e indica que el objetivo es que recojan al perro después.
El año pasado los refugios de ACC tenía un promedio menor a 100 perros, gatos y conejos. Hoy son 500.
«Ahora las personas están saliendo, están vacunadas, se siente más cómodas», indica Hansen.
«Están tan entusiasmadas por moverse, que, en realidad, es el momento perfecto para adoptar una mascota, especialmente un perro», añade.